viernes, 1 de abril de 2016

Bolsa de Gatos 151/160



160. “Soy un adicto a los gatos. Lo admito. No puedo ver uno abandonado en la calle, hacerme el distraído y dejarlo allí sin hogar. Muchas veces he salido por las noches a buscarlos para que vivan conmigo hasta poder encontrarles un lugar. En este momento en mi departamento que afortunadamente es bastante amplio tengo 42 gatos. ¿Querrías uno?”, le preguntó Jesse Eisenberg a su entrevistador en el estreno de la película La Red Social. 




159. Martin Eder suele representar situaciones idílicas en las que lejos de utilizar una ambientación bucólica tradicional traslada sus imágenes a una galaxia kitsch-imaginaria, logrando combinar su impresionante técnica hiperrealista con escenas surrealistas. Llama además la atención su fascinación por el mundo animal en general y por el de los gatos en particular, en su mayoría gigantescos, peludos, lo que le permite aunar lo clásico y lo kitsch, lo realista y lo surrealista, lo ideal y lo terrenal en su obra. (Guiem Alba para Playgroundmag.net)




158. “Lentamente vi avanzar por la alameda a mi inolvidable anciana madre acompañada de su gato, sus pavos reales y su perro. La relación que existía entre mi madre y estos animales era verdaderamente poco común y quedaba expuesta mientras la escoltaban, revelando cada cual su naturaleza profunda. El gato iba adelante, altivo, los pavos reales detrás, uno a cada lado, vistosos, y el perro en la retaguardia, guardián”. (George Ivánovich Gurdjieff)




157. Entre las varias obras que Maurice Ravel compuso para sus gatos se destaca el “dueto para gatos” de su pieza “L'enfant et les sortiléges”, cuyo argumento fue escrito por Sidonie-Gabrielle Colette, su gran amiga y también fanática de los gatos. (Nótese que Ravel incluye a su gata Mouni en la dedicatoria de su fotografía)  




156. “Me hice conocida con ET, pero mi primer protagónico fue para la película ‘Los Ojos del Gato’, basada en la novela de Stephen King. Después vino la adolescencia, una etapa divertida pero complicada en la que todo ese asunto de las drogas y la búsqueda del placer y el conocerse sexualmente, aparte de la falta de padres, vivir al límite y todo eso me perturbaron bastante, y no quedé bien de la cabeza. En aquel tiempo tuve además mi primer gato y lo quería tanto y estaba tan loca que llegué a pensar que no iba a poder soportar que se muriera, o peor, que yo me muriera antes que él, y entonces le pedí a mi representante que si eso llegaba a pasar debía darle de comer mis cenizas, así al menos algo de mí seguiría viviendo en mi gato por un tiempo. ¿Ven que estaba mal de la cabeza?" (Drew Barrymore)




155. "Se convierte en compañero de tus horas de pesar y melancolía, se queda en tu regazo veladas enteras, feliz de estar con vos, ronroneando satisfecho, desestimando a los de su propia especie. A los gatos les fascina el silencio, el orden, la quietud, y ningún sitio los seduce más que el escritorio de un hombre de letras. Es una difícil tarea ganarse el afecto de un gato. Será tu amigo si siente que sos digno de su amistad, pero no tu esclavo”. (Theóphile Gautier)




154. El célebre coreógrafo ruso George Balanchine estudiaba a los gatos buscando asimilar sus movimientos  y destrezas. En la fotografía lo vemos entrenando a Mourka, la gata bailarina a la cual le dedicó su coreografía “La Chat” en 1927. 




153. Aunque Ripley no lo crea, aquí vemos a Mourka, la gata bailarina de George Balanchine, en un ensayo de la coreografía de 'Serenade' en 1935. Para más información sobre Mourka, tómense un minuto y no se pierdan de visitar http://nazarinasociacion.org /2015/10/08/el-gato-mourka-el-coreografo-y-la-bailarina/




152. Elizabeth Taylor escribió en su diario íntimo: "Mi perra Dalilah está enamorada de mi gato Fang. No sé qué hacer. ¿Acaso es malo eso? ¿Debiera preocuparme?"




151. “El admirable gato, de la nariz a la cola, casi horizontal, capaz de colarse por el agujero de un ratón. Su rígida horizontalidad no excluye la perfección de la forma de gato no explicita”. (Palabras del autor francés Jean Genet en el prólogo de “El Atelier de Alberto Giacometti”, publicado por la Fundación Proa)

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